¿Qué os evoca a vosotros el color azul?
Queridos Curiosos,
Desisto después de un buen rato frente a la página en blanco y me voy a la cama. No puedo pensar en azul, quizás pueda sentirlo si cierro los ojos. En vez de contar corderitos, le pido al color azul que me visite, que me inspire. Qué estupidez, como si a alguien le importaran las tonterías que pienso. El caso es que, será por la pequeñez de mi deseo o por mi voluntariosa disposición, mi deseo me es concedido. Será que pedir, imaginar, incluso vivir, es más fácil con los ojos cerrados. La llegada del azul me produce una sensación curiosa, jamás había pensado que muchos sentimientos y recuerdos de mi vida estuvieran pintados de azul. Unos vienen desde mi lejana infancia, otros desde la vuelta de la esquina de mi supuesta madurez. No hay aparente orden ni concierto, ya sería mucho pedir. El primero se presenta: son unos versos de Antonio Vega que vienen desde muy lejos, desde una playa canaria con un amigo en un concierto.
Azul,
líneas en el mar,
que profundo y sin domar
acaricia una verdad.
Si has nacido junto al Mediterráneo, es imposible hablar de azul sin sentir el mar. El azul de mi infancia es un azul luminoso, alegre, infantil, cálido. Es el azul que se puede apreciar en los cuadros de Sorolla, el mismo que pinta con palabras Josep Pla en su “Cuadern gris” que podría, perfectamente, ser azul. Es un azul intenso que sabe al mar que canta Joan Manuel Serrat en su poesía “Mediterráneo”. Es un azul que muestra una forma de entender la vida, la nuestra, esa que no debemos olvidar (llevo tres horas en los USA y ya la echo de menos). Un azul de familias con niños, de bicicletas, de chiringuito de sardinas, de rico vino en porrón y pan de hogaza, de sabrosos tomates aliñados con ajo, sal y aceite de oliva. Un azul que sabe a mediterráneo y a vida.
Hay algún azul más en mi vida. Son menos familiares, más adultos y personales. Es un azul lleno de misterio. Un misterio parecido al que encuentro en los versos de Antonio Vega al que nunca seré capaz de desvelar en su totalidad. Misterio que siento con una de mis películas favoritas de siempre: «Le grand bleu«, de Luc Besson. Los hay que piensan que es una película de buceadores, esa es una manera de definirla, aunque yo diría que algo pobre. Yo la he visto más de una docena de veces. Su misterio radica en la profundidad de sus azules aguas, en una historia de amistad y rivalidad a partes iguales, en los silencios de un personaje único como Jacques Mayol, en una música azulada que compuso Eric Serra y que te acompaña desde la primera escena hasta el final. Mi gran película azul que he regalado varias veces, y que nunca he sabido si he acertado al hacerlo.
Hay un azul más profundo, más íntimo, que huele a melancolía. Es un azul con matices tristes, sosegados, secretos. Si queréis conocer el color sólo tenéis que mirar los cuadros de la etapa azul de Picasso. Mi favorito es el de “el guitarrista ciego” porque me recuerda a un gran amigo mío y a su forma de pintar: don Andrés Mérida Guzmán. El azul melancolía también suena: y para que suene perfecto sólo hacen falta cuatro notas que se repiten una y otra vez. Esas cuatro notas describen la melancolía hasta donde las palabras no pueden llegar. Es lo que tienen los genios, con poco dicen mucho. El que quiera saber cómo suena el azul melancólico que pinche aquí.
Aún más adentro, en mis soledades abisales, en un lugar al que nadie más que yo puede acceder y donde no siempre quiero mirar, hay otro azul: un azul de tormenta. Es un azul oscuro, casi negro, el del temperamento que se desboca. Es un azul inquieto, que te nubla la vista, que te ciega sin luz. El otro día nos enseñaron ese azul, alguno seguro que se acuerda. Es el azul del cuadro de “La tormenta” de Turner. Los temperamentales conocemos ese azul, a veces más de lo que nos gustaría. ¿A qué suena?. Obviamente a trueno y a tormenta, a guerra sin cuartel. Nada como una canción de “heavy metal” para mostrárnoslo. Para los viejos rockeros aquí tenéis “Thunder” de AC/DC. El sonido de la guerra despiadada nos lo pone Bruce Springsteen con su tema “War” en el que nos habla de su desprecio a la guerra como si estuviera batallando con su quebrada voz en medio de Vietnam.
Ya termino. Después de bucear por las profundidades necesito respirar aire fresco. Busco la luz y me encuentro con unos ojos. Son los ojos azules de un niño, de un niño rubio, muy rubio, al que acojo en mis brazos y que me mira sonriéndome. Se llama Pepe, es el pequeño de mis hijos. En el momento en que me está mirando tiene poco más de un año y se alegra de verme. Sus ojos azules son del azul de la inocencia, de la pureza. Es una pureza que te desarma, que te eleva. Por ellos estás dispuesto a trabajar en cambiar el mundo, en construir un futuro mejor que le pertenecerá. Sus azules ojos fueron los inspiradores de los “Guardianes del mar”.
Es hora de levantarme. La ducha no consigue liberarme de la mano de color que me ha dado la noche. Y mientras empiezo a escribir todo lo que he sentido me pregunto: ¿Qué os evocará a vosotros el azul?.
Un abrazo,
El Colibrí Curioso
Jose Gonzalez
Me encanta el color azul marino, en todos sus ámbitos, ropa, logos, psicología etc