En mi vida anterior fui una persona a la que le preocupaban cosas de personas, pero de eso hace ya mucho tiempo. En mi vida de persona me moví de aquí para allá, trabajé en un lugar y en el contrario, aprendí de casi todo y tuve la fortuna de conocer a un montón de gente a la que hoy quiero. Un día me dormí en un jardín encantado y me convertí en un colibrí. Me eché a volar y desde entonces no he dejado de hacerlo. Sigo yendo de aquí para allá, en eso no he cambiado, pero veo las cosas de forma bien diferente. Veo, miro, contemplo. El mundo está lleno de color desde que me levanto al amanecer. De las flores me alimento, con las melodías de otros pájaros me pongo a bailar, en las ramas de los árboles encuentro mi descanso y leo. Me gusta ver, leer, reflexionar, disfrutar, vivir. Soy muy de contar historias y a veces hasta escribo cuentos. Esta idea surgió de un cuento. Un cuento que era sólo para mí pero que soñé con compartirlo con mis amigos. Compartir lo bello es una obligación. Disfrutarlo en compañía la mejor forma de vivir los sueños. Pronto saldré a volar de nuevo, esta vez con ellos, a más tardar esta primavera.
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