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Creyentes y Escuchantes

Queridos Curiosos,

Uno ve una sala con incómodas sillas marrones de madera donde se imparte una conferencia de antropología. Otro, sentado en la última fila de la misma sala, tiene la sensación de estar en un jardín donde se comen ricas cerezas llenas de sabor y saber. Uno imagina Prometeos robando fuegos e inteligencia a los dioses donde no es capaz de encontrar una respuesta definitiva para explicar al hombre, otro cree encontrarla en la determinación de la evolución, la materia y sus leyes. Cuando Newton enunció sus leyes del movimiento en su “Philosophiæ naturalis principia mathematica” los problemas de la física parecieron solucionarse para siempre. Pero no fue así. Tuvieron que llegar Einstein, sus amigos y el principio de la incertidumbre para darnos cuenta de que nos quedaba mucho por investigar para llegar a tener certeza sobre lo que ocurre. La visión y el pensamiento humano son limitados, pero a la vez necesitamos certezas para vivir. Por esa razón, nos guste o no reconocerlo, necesitamos creer. No sólo son creyentes los que rezan a un Dios, todos lo somos.

 

Hace algunos años asistí a una conferencia donde un amigo me enseñó un concepto importante que no se me ha olvidado. Él lo llamó la “escucha activa”. Escuchar activamente implica tratar de quitarte tus prejuicios (esos juicios que traes de casa) y escuchar las palabras del otro con el ánimo de ser convencido. De “ser convencido”… hasta ese amigo encuentra difícil eso, pero es la verdadera manera de escuchar para avanzar en nuestro pensamiento, para llegar a una solución (¡ay si españolistas e independentistas hicieran este ejercicio!). Tras la conferencia, cuando pude hablar con Ricardo durante las cañas me hizo un comentario que me encantó. Me dijo: “Luis, no sabes cuánto te agradezco que hayas montado la Academia. Disfruto como un niño pequeño. Me encantó don Mario y me ha parecido brillante Ángel. Sabes que mi opinión es diferente en antropología a lo que él piensa, pero sus palabras me han hecho pensar mucho y, tras escucharle, mi pensamiento ha evolucionado en cierto sentido, lo que me lleva a hacerme más preguntas” . Creo que las palabras de Ricardo son la definición de “escucha activa” a la que se refería mi otro amigo.

 

Yo no sé si es Ángel o Ricardo el que lleva razón, o si ninguno de los dos la tienen.  Lo que sé es que ambos me ayudaron a pensar, a formar mi criterio, a encontrar mi respuesta. La ponencia de Ángel me encantó pero estoy deseando escuchar a Ricardo para construirme una opinión que tenga mucha más base. Por eso he decidido que, para los siguientes temas que tengan una cierta controversia con posiciones encontradas, voy a tratar de montar un debate en la Academia. Dos ponentes exponiendo sus ideas y debatiendo sobre ellas con los curiosos. Gran idea, ¿verdad?. Pues oye, se me ha ocurrido a mí solito. Así que después de tanto esfuerzo me voy a tomar una cañita ontológica no sea que me deshidrate. Aquí en Viena hace un calorcito bien rico y no se me ocurre una manera más metafísica de calmar mi sed.

 

Un abrazo,

El Colibrí Curioso

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